porque no todo son odios musicales
Supongo que es claro que jodo mucho en cuestiones musicales. Y no es por buen gusto ni por conocimiento de qué sea "musicalmente mejor". A todo el que me conoce le ha tocado aguantarse mi pendejada con la música que oye. Critico el metal, critico a Fito Paez, critico el reggaetón, me deshago en insolentes comentarios sobre Silvio y sus compinches chocolocos. No me alcanzan las palabras para expresar mi desagrado por Manu Chau, Bunbury, todos y cada uno de los indiscernibles cantantes de tropipop, por Kudai, Nikki Clan y cuanto chiqui-rock haya por ahí. Se la he montado a mi mamá por oir Nana Mouskuri y a mi papá por gustar de Santana. No quiero ni decir el suplicio al que he sometido a mi hermanito por sus preferencias musicales. En varias ocasiones me insultaron públicamente por hablar feo de cierta banda telonera en un concierto; me quedé sin voz por berrearle a Naty Botero lo que su tema "chúpame el corazón" sugería de su forma de vida.
Pero no todo son odios musicales en mi vida y no soy tan radical en mi aceptación de nuevas cosas. No, no sólo me gusta Björk y Regina Spektor, no considero que sólo Queen, Led Zeppelin y Pink Floyd sean rock; no le hago el feo por principio a cualquier cosa que no sea "super underground", "cero comercial", o "para la inmensa minoría". De hecho, me queda difícil saber si realmente conozco algo que encaje en alguna de las anteriores categorías.
Mis gustos musicales -por reprobables que sean- son, en la mayoría de los casos, fruto de agradables coincidencias. Pasa mucho que oigo un tema y me vuelvo inmediatamente adicta a la banda o al cantante y busco cuanta cosa haya por ahí volando. Así conocí a Björk y a Regina; un buen día empecé y hasta la fecha no paro de sentir pequeños aguijonazos cuando oigo música de estas damas. Y algo similar -aunque menos azaroso, claramente- sucedió con el nuevo consentido de mi pequeñísimo repertorio auditivo. Hace no mucho conocí ego; y debo decir que me tiene enloquecida.
Este duo sabe hacer algo que no sé exactamente por qué me gusta tanto. Es música engallada, llena de detallitos que encajan a la perfección pero que exigen atención cuidadosa por derecho propio. Se siente, por momento, como si estuvieran envolviendo la cabeza que oye con una pitica, vuelta tras vuelta, segundo tras segundo, tensando un poco más, para, en un momentito imprevisible pero ciertamente esperado, halar fuertísimo y hacer que esta micro-testa de vueltas a toda velocidad, como uno de esos trompos de pueblo. Y es que aunque esté lleno de efectos electrónicos casi industriales es extrañamente 'organica' la cosa; no se explicarlo bien, la música está muy viva, un pequeño caos organizadito.
Llevan un ratito componiendo y grabando. Hicieron un micro-toque al que, desafortunadamente, no asistí. Pero, este sábado -13 de octubre- se presentarán en Triman Bar [8:30pm - 11:55pm;Cra 7 No 57-4], lo cual me tiene muy contenta. Este sí no me lo pierdo ni puelcarajo, a lo que es bien. [abre tag Por si acasito, en: www.myspace.com/egomusica encuentran tres de los temas de los jovenes muchachos, para que le echen una oidita y se enamoren, como me pasó a mi.
Etiquetas: conciertos y desconciertos, me gusta no me disgusta