Michael (II)
Se murió Michael.
Y yo todavía creo lo que afirmé aquí.
Hoy me puse medias blancas a manera de pequeño homenaje.
Etiquetas: que dolor que dolor que pena
Se murió Michael.
Etiquetas: que dolor que dolor que pena
Si uno hace una lista de las razones por las cuales "estamos como estamos", además de tener que incluir varios de los horrores que la historia patria nos ha legado, tendríamos que apelar a un rasgo fundamental de la concepción de vida con la que nos han criado. Sin necesidad de hablar de la propensión a la corrupción y la descarada majadería de los dirigentes que nos han engañado durante años en periodo electorar, haciéndo gala de heroísmo y impecabilidad moral, para luego, una vez electos, hacer relucir su real talante; ni de lo proclive que es la gente a tragar entero dogma y teoría remojada y revaluada a manera de apología de la vagabundería y la pereza mental, parecería poder hablarse sin mayor tapujo de un asunto que la doctora Nydia Quintero ha tratado de solucionar desde hace ya varios años.
Etiquetas: que poco orgullosa me siento de estar viviendo en un pueblo, yo pateo con la zurda
El viernes pasado, en medio de mis afanes académicos y mi indecisión sobre la manera adecuada de poner los pies bajo el escritorio para evitar el adormecimiento producto de mis faltas de potasio; mientras leía en twitter como Kam y el Venao también pasarían su noche de viernes alejado de las rumbas, una terrible punzada detrás del ojo izquierdo me postró en la cama. Como llevaba ya muchas noches fumando junto a mi ventana, tratando de culminar la labor de edición de aquel documento que no quiero mencionar, era de esperarse un ligero resfriado. El cambio climático del que todo el mundo habla no iba a dejarme a mí seguir haciéndole fieros, como si la capita de grasa que recubre mi sección media fuera aislante suficiente para el cambio de temperatura notorio que ya es cosa del día a día. Fui a la cama, dormí, soñé que hacía cuentas de un negocio con miles de recibos de caja en mano, categorizados por color, fecha, precio y, curiosamente, sabor de helado(?). Al despertar, tenía par bolitas en la garganta -que acompañaban un dolor muy fuerte-, me dolía todavía la cabeza y en el lado derecho de mi labio inferior protruían tres pequeñas ampollitas, que daban fe de un estado febril previo que, afortunadamente, no recuerdo. Sintiéndome maluca todo el día, renuncié también a la rumba de sábado y por empeoramiento de la situación, al estudio dominguero -nunca tan serio como ese que se lleva a cabo entre 11 de la noche y 3 de la mañana del día antes de entrega, en cualquier caso-, esperando recuperar fuerzas entre los muchos motosos que la televisión nacional de feriados promueve. A punta de receta cacera -agüepanela con limón, jengibre, tomillo, mantequilla, tabasco, leche o cuarentamil cosas más- mantuve un estable nivel de nauseas que supuse con una noche de buen sueño pasaría. No obstante, y a pesar de todos mis intentos,el lunes desperté también enferma y decidí que sin importar cuántos principios morales tuviera que contradecir, iría al médico a averiguar cómo era el maní. Quepa recordar en este moomento que carezco de EPS hace ya un buen BUEN tiempo y que lo que para la universidad, para mi familia y para mí constituye trabajo académico suficiente -a saber, la tesis-, para lo que otrora fue mi empresa promotora de salud no cumple con la cantidad horaria que debería constituir un semestre académico.
Número mínimo de palabras para la tesis: 15,000
Etiquetas: dios dame paciencia y en la cola resistencia, dios me ampare y me favorezca
Probablemente una de las cosas más tristes de vivir en un país como este sea notar como día a día los estándares de moralidad se bajan varios escalones permitiendo las más grandes aberraciones y despropósitos en aras de una creciente -y debo agregar, corrupta- 'política de tolerancia'. Lo que en antaño constituía la mejor manera de aproximarse a la gente de bien, discriminándola del populacho, hoy en día es juzgado por estas oh tan libertinas juventudes como un valor pasado de moda y una mojigatería remojada. Parecería ser que hoy en día se considera que el progreso se inscribe en un anarquísmo opinionado, en que cada cual piensa y hace como le place sin la menor consideración a los estándares, los cánones, las leyes grabadas en piedra, el permiso o la aprobación de los papás y los abuelos. Hoy en día todo vale, o todo quiere valer.
Etiquetas: despropósitos varios, el bello arte de revirar por que ajá, yo pateo con la zurda
Tengo un saco gris, como de lanita no tan virgen. Me lo trajo mi madre de su viaje a Europa por allá en 1992. Para esa época, yo ostentaba 8 años de edad. Mediría más o menos el mismo metro con cuarenta que hoy día -pero a los 8 años eso puede interpretarse como una promesa de buena estatura en la posteridad-. El saco en cuestión, como la mayoría, tiene una etiqueta en la que se indica la talla. La cosa está en que no es la típica "8", "10", "12", etc., que cierta correlación guarda con la edad del infante a portarlo. Éste, por el contrario, dice "Height 170 cm" y a continuación "approx age 14/15 years". Supongo que mi madre lo compró pensando que yo cumpliría con las expectativas del fabricante y que seis años después del regalo mediría aquél metro con setenta que me permitiría portar el saco como estipúlan los cánones. Olvidó, por supuesto, que dado que ella y mi padre no son lo que uno llame particularmente aventajados en el tema de la estatura, tales pronósticos podrían estar algo viciados por la errada concepción de la constancia en el crecimiento de mi pequeña personita. Hoy, a mis 23 años y con todavía apenas metro y medio de estatura, he relegado al saco a un uso casero únicamente. Supongo que esperaré otros quince años, a ver si me sirve cuando ya entre al género del adúlto contemporáneo.
Etiquetas: uy echeverri
Ayer perdí mi cepillo de dientes. Llevo dos días lavandome los dientes con algo que bien podría ser mi cepillo viejo, o bien podría ser el destapador de lavamanos y limpia uñas de mi hermano. Creo que prefiero no pensar en las posibilidades...
tengo ese estrés que impide que uno haga lo que tiene que hacer sólo para que después uno pueda estresarse más por no haber hecho lo que tenía que hacer cuando tenía que haberlo hecho y preceda el estrés de saber que dentro de poco va a tener que hacer tanto lo que no ha hecho como lo que no está haciendo y anticipe el estrés de saber que no se alcanzó a hacer ni lo que se tenía que haber hecho ni se hizo bien lo que eventualmente se hizo. y entonces escribo en el blog.
Supongo que es claro que jodo mucho en cuestiones musicales. Y no es por buen gusto ni por conocimiento de qué sea "musicalmente mejor". A todo el que me conoce le ha tocado aguantarse mi pendejada con la música que oye. Critico el metal, critico a Fito Paez, critico el reggaetón, me deshago en insolentes comentarios sobre Silvio y sus compinches chocolocos. No me alcanzan las palabras para expresar mi desagrado por Manu Chau, Bunbury, todos y cada uno de los indiscernibles cantantes de tropipop, por Kudai, Nikki Clan y cuanto chiqui-rock haya por ahí. Se la he montado a mi mamá por oir Nana Mouskuri y a mi papá por gustar de Santana. No quiero ni decir el suplicio al que he sometido a mi hermanito por sus preferencias musicales. En varias ocasiones me insultaron públicamente por hablar feo de cierta banda telonera en un concierto; me quedé sin voz por berrearle a Naty Botero lo que su tema "chúpame el corazón" sugería de su forma de vida.
Etiquetas: conciertos y desconciertos, me gusta no me disgusta